Editorial Grafiaetc S. A.

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El triunvirato es una figura anómala en el curso de la historia, un poder compartido, inestable por su propia naturaleza, al que se ha recurrido en situaciones de transición. Es una figura que poco han estudiado los historiadores y que no recibe mayor atención de parte de las ciencias políticas. Por eso este libro de Roberto Ardón, dedicado por entero a los triunviratos de la historia reciente, resulta atrayente y original, un verdadero aporte a la historia del país. Para escribir este relato, que abarca desde 1944 hasta el presente, Roberto Ardón ha recurrido a la bibliografía existente y a información de primera mano obtenida a través de documentos inéditos, diarios y entrevistas. Sorprende, realmente, la riqueza de la información obtenida por el autor, que permite al lector entender los motivos de la formación de cada triunvirato, lo que hizo durante el tiempo que detentó el poder y el destino que –después- siguió cada uno de los triunviros, personajes de tanta relevancia histórica como Francisco Javier Arana, Jacobo Árbenz, Carlos Castillo Armas y Efraín Ríos Montt.

 

Hay que leer este libro: es importante y es distinto. Hace varias décadas, en su adolescencia, Carlos Sabino era un joven trotskista argentino. Quería acabar rápidamente con las miserias de este puerco mundo. Y en eso llegó al poder Salvador Allende. Era el socialismo bautizado en las urnas. Sabino, ilusionado, se fue a Chile. Lo que vio allí, sin embargo, lo decepcionó. Mientras Allende hablaba de libertad y justicia, el país se caía a pedazos y la sociedad, crispada, se preparaba para el enfrentamiento. Antes del golpe Sabino, muy desalentado, marchó a Perú y Venezuela. Ya sabía que la solución de los problemas no estaba en la teoría marxista ni en la acción de estados voraces que usurpaban las funciones de la sociedad civil y esterilizaban la capacidad creativa de los individuos. Pero todavía no sabía cómo ni con qué sustituir la cosmovisión socialista que había impregnado los primeros treinta años de su vida. Eso llegó poco a poco. Lo que diferencia este libro es el tono absolutamente pedagógico y tranquilo con que está escrito. Sabino no tiene la furia a veces repelente del converso, lo que le permite demoler pulcramente y sin odio todos los mitos del socialismo. Por eso es un libro distinto: Sabino no sólo condena el pecado; también señala el camino para salir del infierno. Carlos Alberto Montaner